A pesar de que a lo largo de las últimas décadas se observa un crecimiento sostenido del seguro de vida en América Latina, este aumento es muy escaso en comparación con otras regiones del mundo. Las razones del estancamiento.
EL PAÍS CON MAYOR PORCENTAJE POBLACIONAL DE ASEGURADOS EN LA REGIÓN ES MÉXICO, CON EL 20%. EN JAPÓN LA CIFRA ASCIENDE AL 88%.
La incorporación de América Latina al mercado de los seguros de vida se inició de forma tardía. Recién a fines del siglo XIX se verifican los primeros contratos. En la actualidad, y pese a que hay una tasa de crecimiento positiva, el mercado es prácticamente inexistente dentro del contexto mundial.
Aunque la población de América Latina constituye alrededor del 9% mundial, la participación de la región a nivel económico es inferior al 2% mundial.
Algunos datos estadísticos podrían hacer creer que la situación es satisfactoria: entre 1980 y 2009 la densidad del seguro de vida (el gasto anual por habitante) aumentó de 4,3 dólares en 1980 a 75 dólares en 2009. A pesar de este aumento en el gasto de la población para los seguros de vida, el estancamiento se hace evidente cuando se compara este progreso con otras regiones del mundo. La media mundial es de 1.600 dólares, y en América del Norte la cifra alcanza los 2.000 dólares. Otros valores permiten ver con mayor claridad la situación real de la región:
- El seguro de vida en América Latina representa el 0,63% del producto bruto interno (PBI), el porcentaje más bajo del mundo
- Dentro del marco general de los seguros, el de vida cubre más del 40% para América Latina, mientras que el porcentaje mundial es del 57%.
Esta endeble situación reconoce varias causas. A nivel estatal, las vicisitudes políticas y crisis económicas de los países de la región han dificultado el desarrollo económico en general, y el del seguro de vida en particular. Más específicamente, estas son algunas de las razones que dificultan el próspero desarrollo de la adquisición del seguro de vida por parte de la población:
- Existe una baja cultura del ahorro.
- Altos niveles de pobreza e indigencia.
- Altos índices de trabajo precarizado, subempleo o trabajo informal, que excluyen a sus integrantes del mercado y le imposibilitan la adquisición de beneficios como obra social, jubilación y seguros en general.
- Falta de políticas estatales que estimulen y favorezcan el desarrollo del seguro de vida mediante beneficios impositivos o de otro tipo tanto a empresas aseguradoras como a los asegurados.
- En cierta medida el apoyo estatal a los sistemas de seguridad social ha cubierto el lugar de los seguros de vida. Esta tendencia positiva tiene la desventaja para el mercado de los seguros de vida de que hace que haya menos inclinación para adquirir un seguro de vida.
Desde BUS comprendemos que una de nuestras funciones es la difusión y transmisión de la gran utilidad del servicio que representa el seguro de vida. Se trata de una tarea educativa, que permita hacerle ver al cliente y al público en general el valor del seguro como protección familiar y como factor de previsión y prevención. Dar a conocer el producto es uno de nuestros objetivos primarios, no menos importante que ponerlo a disposición del cliente.